Culturalmente ligado al área Andina desde épocas prehispánicas, el Valle Calchaquí constituye una muestra completa de su desarrollo cultural, como resultado del cual presenta hoy una fuerte identidad cuya vigencia es importante destacar. Su particular localización transicional permitió un desarrollo cultural diferenciado dentro del mundo andino, hecho que quedó plasmado en un paisaje antropizado, de sobresalientes características escénicas, donde las diferentes sociedades que lo habitaron en los últimos 10.000 años dejaron las huellas de su paso por el tiempo, tales como innumerables sitios, caminos y vestigios arqueológicos.
Antes de la expansión de los Incas a mediados del Siglo XV, estuvo habitado por los que fueron denominados por los españoles diaguitas, pueblos que hablaban la lengua cacán, organizados en parcialidades socialmente independientes con sus ciudades y sitios de culto, que practicaban una importante agricultura de regadío y pastoreo de auquénidos. Su singular concepción del mundo quedó plasmada en esculturas en piedra y piezas cerámicas y de orfebrería o madera de destacada confección, así como un rico patrimonio cultural vigente en la sociedad local que se expresa plenamente en el entorno directo de este refinado emprendimiento vallisto.